La verdad es que desde hace tiempo quería contaros esto, pero se me dificultaba la ilustración del reportaje y una que es muy profesional se aguantaba esperando al momento idóneo…
Mi problema no era ni más, ni menos que poder sacar unas fotos - sin gente alrededor- de la casa de las conchas… ¡Sí! Habéis leído bien: de las cochas, en Asturias también tenemos – lo mismo que en salamanca- nuestra casa particular.
El domingo con la cámara, la familia y una amiga de Buenos Aires a cuestas nos fuimos para Tazones un pequeño pueblo marinero que alberga la susodicha casa. Ya en mi Blog de Asturias y yo, he dejado una reseña más seria de este bello pueblo, pero aquí – en petit comité- quiero hablaros de la casa y sobre todo dejaros fotos para que la admiréis , porque es digno de admirar el trabajo y la paciencia que tuvo – concha a concha- su constructor, paciencia y humor para poner en su parte más destacada a un centollo puro en pata…
No hay turista que se precie, y os puedo asegurar que hay muchos, que no vaya hasta la casa para sacarle fotos o para pintarla como hacían el domingo un autobús de ingleses. Es una pena que no me quedara con los datos del artista – los pones bajo el balcón principal- pero la siguiente vez que vaya seguro que me quedo con ellos.
Siempre admiré la paciencia de las personas para hacer algo y por eso quiero hacerle este pequeño homenaje a un señor desconocido y de paso otro a mí: no fue fácil fotografiar la casa sin humanos a la vista.
Espero que os gusten.
Mi problema no era ni más, ni menos que poder sacar unas fotos - sin gente alrededor- de la casa de las conchas… ¡Sí! Habéis leído bien: de las cochas, en Asturias también tenemos – lo mismo que en salamanca- nuestra casa particular.
El domingo con la cámara, la familia y una amiga de Buenos Aires a cuestas nos fuimos para Tazones un pequeño pueblo marinero que alberga la susodicha casa. Ya en mi Blog de Asturias y yo, he dejado una reseña más seria de este bello pueblo, pero aquí – en petit comité- quiero hablaros de la casa y sobre todo dejaros fotos para que la admiréis , porque es digno de admirar el trabajo y la paciencia que tuvo – concha a concha- su constructor, paciencia y humor para poner en su parte más destacada a un centollo puro en pata…
No hay turista que se precie, y os puedo asegurar que hay muchos, que no vaya hasta la casa para sacarle fotos o para pintarla como hacían el domingo un autobús de ingleses. Es una pena que no me quedara con los datos del artista – los pones bajo el balcón principal- pero la siguiente vez que vaya seguro que me quedo con ellos.
Siempre admiré la paciencia de las personas para hacer algo y por eso quiero hacerle este pequeño homenaje a un señor desconocido y de paso otro a mí: no fue fácil fotografiar la casa sin humanos a la vista.
Espero que os gusten.
Lola Bertrand
8 comentarios:
Divertido y a la vez curioso esto que cuentas.
Las fotos muy buenas¡¡¡
Besos
Eva
chiquilla, qué variada eres. Este Iceberg sólo tiene artistazos.
Ángeles Cantalapiedra
¡¡es realmente preciosa!!
un abrazo Lola
Una casa realmente curiosa, Lola, me ha gustado la forma en que nos lo cuentas.
Saludos
Juanchu
Hola Lola: Me dio ganas de conocer esa casa tan original y ocupar el lugar de esa compatriota de Buenos Aires que tuvo la suerte de pasar por allí.
Siempre tus comentarios y notas son de mucho interés.
Un beso
Martha
Hola Lola, que historia tan original la de la casa de las conchas.
Besos
Anina
Muy bueno esto del centollo.
Saludos Rafael
Qué buenas fotos, Lola. Veo que vas adelantando mucho en este arte. Y los textos muy interesantes, como lo de esa casa, de la que no sabía su existencia.
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